Por Luis Puiggrós
En el deporte como en la vida no se puede generalizar. En toda actividad existen los que hacen bien su labor, los que la realizan a medias y los que su trabajo resulta negativo.
Cuando un periodista emite una opinión la debe calibrar muy bien, ya que guía a la opinión pública. Su deber es separar el aspecto personal del profesional, pues el dirigente puede ser una excelente persona, pero un mal directivo. Así como a los periodistas no les gusta que los metan a todos en un mismo saco, sucede igual con los dirigentes deportivos. En mi labor de comunicador --llevo 23 años en El Comercio-- he mantenido esta tesis, he tratado de valorar su trabajo como dirigente, pero nunca me he metido con su vida privada. Cierto periodismo cuando critica a Manuel Burga no ha sabido separar la paja del trigo, y al generalizar estas críticas han involucrado a todos los dirigentes. Se dice alegremente que TODOS SON MALOS, sin separar los buenos de los otros.
En mi actuación como dirigente, renuncié dos veces al cargo de tesorero en la FPF, bajo los excelentes presidentes y personas Alberto Espantoso y Josué Grande, nadie puede tachar mi actuación. He conocido a grandes dirigentes, como Víctor Nagaro, ex jefe del IPD y creador de la Copa Perú.
Ese es uno de los grandes problemas de Burga, cuya mala actuación al frente de la FPF ha expuesto a algunos dirigentes capaces, que no quiero enumerar, pues omitiría alguno, y cierta clase del periodismo los ha metido a todos en un mismo saco. Actualmente existen muchos dirigentes que le están haciendo un gran daño al deporte peruano, como Arturo Woodman, Manuel Burga y Carlos Franco. El primero está llevando al deporte peruano al abismo, por una gestión personalista y caprichosa, donde maneja al IPD como si fuera su chacra. El segundo, aunque tenga la razón institucionalmente, con la complicidad de las autoridades de gobierno, nos ha llevado a la suspensión. El tercero, con su improvisación, ha puesto al Alianza al borde de la Segunda. Que el periodismo guíe a la opinión pública, sin confundirla.
Cuando un periodista emite una opinión la debe calibrar muy bien, ya que guía a la opinión pública. Su deber es separar el aspecto personal del profesional, pues el dirigente puede ser una excelente persona, pero un mal directivo. Así como a los periodistas no les gusta que los metan a todos en un mismo saco, sucede igual con los dirigentes deportivos. En mi labor de comunicador --llevo 23 años en El Comercio-- he mantenido esta tesis, he tratado de valorar su trabajo como dirigente, pero nunca me he metido con su vida privada. Cierto periodismo cuando critica a Manuel Burga no ha sabido separar la paja del trigo, y al generalizar estas críticas han involucrado a todos los dirigentes. Se dice alegremente que TODOS SON MALOS, sin separar los buenos de los otros.
En mi actuación como dirigente, renuncié dos veces al cargo de tesorero en la FPF, bajo los excelentes presidentes y personas Alberto Espantoso y Josué Grande, nadie puede tachar mi actuación. He conocido a grandes dirigentes, como Víctor Nagaro, ex jefe del IPD y creador de la Copa Perú.
Ese es uno de los grandes problemas de Burga, cuya mala actuación al frente de la FPF ha expuesto a algunos dirigentes capaces, que no quiero enumerar, pues omitiría alguno, y cierta clase del periodismo los ha metido a todos en un mismo saco. Actualmente existen muchos dirigentes que le están haciendo un gran daño al deporte peruano, como Arturo Woodman, Manuel Burga y Carlos Franco. El primero está llevando al deporte peruano al abismo, por una gestión personalista y caprichosa, donde maneja al IPD como si fuera su chacra. El segundo, aunque tenga la razón institucionalmente, con la complicidad de las autoridades de gobierno, nos ha llevado a la suspensión. El tercero, con su improvisación, ha puesto al Alianza al borde de la Segunda. Que el periodismo guíe a la opinión pública, sin confundirla.
FUENTE: DIARIO EL COMERCIO