lunes, 5 de abril de 2010

CUANDO JESÚS FUE AL ESTADIO



* ¿Es el fútbol el deporte que apasiona multitudes una religión, dónde hay ritos sagrados y hasta fundamentalistas?


¿Cómo podremos saber si Jesús llegó a la Tierra? ¿Cómo saber que las profecías se están cumpliendo? ¿Estará ya el Mesías entre nosotros? ¿Y si el Domingo de Ramos estuvo por aquí y se le ocurrió ir al estadio de la UNSA, quizás como vendedor ambulante o simplemente como espectador?
Existe un cuento titulado “El canto del pájaro” que escribió el Padre Anthony de Mello y trata la historia de que Jesús va al estadio, que bien podría servir de inspiración para este escrito.
Supongamos que Jesús fue al estadio, y por esas cosas de la vida y quizás con la ayuda de alguien tuvo la dicha de ingresar a los camerinos antes del partido. Tuvo el privilegio de estar en ese recinto santo de los jugadores, de escuchar ese sermón alentador y lleno de fe que suele dar el entrenador.
Pudo observar las ofrendas que hacen en los altares los creyentes, los gladiadores, los jugadores que están a punto de salir al campo de batalla, a la alfombra verde, en donde tienen que demostrar que son los mejores y que tiene el derecho de ser ovacionados. ¡Pan y circo para el pueblo!
Promesas, señales, oraciones y rezos, escuchó tan ilustre visitante, llegado de ultra tierras.
Quizás hubiera espectado como uno de los jugadores le prendía velas a una imagen de una mujer que ellos llaman “Virgen de Chapi”, y recordaría que ese mismo ritual lo había observado minutos antes en el otro camerino, el de los rivales, pero ante una imagen que denominaba “Señor de Los Milagros”.
Y se preguntó: “No solo la disputa es aquí, sino que allá (arriba). ¿A quiénes favorecerán esas imágenes sagradas? ¿Será también muy reñida la disputa entre ellos para determinar a quien conceden la gracia de terminar como ganadores?
Ya en la tribuna es de seguro que Jesús disfrutó del partido, sin duda que le gusta y no como ese mortal argentino de Jorge Luis Borges que se atrevió a blasfemar de que "El fútbol es popular porque la estupidez es popular". Y es que para el rioplatense el fútbol es feo estéticamente. "Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos", solía decir cuando estaba transitando por este planeta.
Y cuando Alianza Lima, había marcado el primer gol del partido, sin lugar a dudas que Jesús lo festejó y cuando Melgar empató también en buen Jesús lo celebró, saltado, gritado, con los brazos extendidos, aplaudiendo.
De pronto puede ser que un joven o experimentado reportero se hubiera dado cuenta de ese hecho y le habría llamado poderosamente la atención de que festejara los dos goles de los dos equipos y no tanto que Jesús este en el estadio.
-Oiga, usted festejo el gol de Alianza, ¿verdad?-
-Así es buen hombre-
-Pero después usted también festejo el gol de Melgar-
-Efectivamente, fue un buen gol-

-Pero entonces, ¿hincha de qué equipo es usted?-
-¡Ah!, de ninguno, yo solo disfruto del buen juego, de las buenas jugadas, del buen trabajo que hacen los jugadores, de la alegría de la gente-

El inquieto reportero lo miro y se fue, en su camino uno de sus colegas le preguntó con quién estaba hablando, quién era ese tipo y el solo atinó a decir
-¡No es nada, solo es un ateo!

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.