José “Tractor” Huaco, se hizo boxeador porque fue traicionado por una mujer; hoy solo tiene un objetivo de convertirse en pugilista profesional
Tenía 18 años de edad. Se sentía el hombre más felices de la tierra y es que Milder la mujer que tanto le gustaba, desde hace unas semanas atrás era su enamorada. Octubre de 1995, Shankar José Macahuachi Huaco, solo pensaba en hacer feliz a su amada.
Un día ella le dijo que se iba a su tierra que queda en el litoral a solucionar algunos problemas familiares, él quería acompañarla, ella desistió. Después de muchos sábados estaba libre y decidió salir junto a sus amigos a caminar por el centro de la ciudad, cuando la tarde se iba para dar paso a la noche, la oscuridad llegó a su corazón; la frágil mano de Milder iba agarrada de otra mano que no era la suya, ella apoya su cabeza en el hombro de otro hombre, de pronto los ojos de ella y Shankar José se cruzaron, y sin decir palabra alguna solo con el lenguaje de las miradas se dijeron adiós, hasta nunca.
Él se quedó decepcionado, no podía sacar de su mente esa escena, tampoco el rostro de aquel, ese que le quitó a su amada y en el fondo buscaba una sola cosa ¡Venganza!
Entonces fue a buscar a un amigo, Julián Quispe que era boxeador. “Quiero que me digas donde puedo aprender a pelar tae kwon do, es que quiero sacarle la mierda a un gil” Julián le escuchó y después le dijo que aprendiera a boxear, que es mejor que cualquier arte marcial y además gratis. Unos días después el despechado llegó al barrio de las Siete Esquina, Julián le esperaba y le presentó con el maestro Raúl Lazo Castro quien le hizo subir al ring y tras unas pruebas le dijo “El lunes te espero a las 6 de la mañana” ese día “nacía” el boxeador José Huaco, que muchos años después un pugilista limeño César Reyes le bautizaría con el apelativo de “Tractor”.
“A la semana de estar entrenando, don Raúl Lazo, ya me hizo topar con boxeadores que tenía más tiempo practicando que yo, como Walter Luna, Joel Cusihualpa, Richard Torres, entre otros. A los 15 días tuve mi primer combate con Leonardo Agostinelli de descendencia italiana, era un torneo inter barrios. Gane, y tuve una sensación extraña, me gustaba, por mi cabeza pasaba la idea de querer ganar más combates”, recuerda el buen José “Tractor” Huaco que hoy tiene 35 años de edad.
Después de otros combates y de conseguir triunfos, fue convocado a la selección de Arequipa en la categoría Welter división de los 67 kilos. Participó en el Campeonato Nacional en Lima, en la disputa para pasar a pelear por el título, un rival le dio propinó un recto que llegó a tocarle en la nariz, una gota de sangre emergió de una fosa nasal, lo suficiente para paralizar el combate y decretarle perdedor, Raúl Lazo protestó airadamente. En esa primera experiencia José Huaco consiguió quedar en el tercer lugar, medalla de bronce, y solo estaba en el mundo del boxeo un mes. Sobre la venganza, ya se había olvidado, había cosas más importantes en que preocuparse y no en aspectos que no valían la pena.
Después llegó una serie de triunfos en diferentes torneos locales y regionales. En 1997 fue preseleccionado para los Juegos Bolivarianos de Arequipa, pero al final fue marginado por la Federación Peruana de Boxeo. La mayor decepción fue al año siguiente, es que por falta de apoyo no pudo asistir al nacional de Chiclayo, todos, tiros y troyanos le daban como favorito y ganador.
Pero a la par que llegaron los triunfos, las buenas propinas, también aparecieron los “buenos amigos” que lo llevaron por el camino del trago y las noches movidas. “Deje de entrenar como se debía; fue en el año 2000 que en Huancayo me reventaron a golpes en un combate, me fue muy mal y ahí me di cuenta que estaba por malos pasos y volví a entrenar duro. En el 2005 fui campeón Internacional y Campeón del Sur Peruano en los 67 kilos, pero un año después recibí una mala noticia, una lesión en el hombro derecho me alejaba del boxeo, era hora de colgar los guantes”.
Pero no se alejó del todo, seguía yendo al gimnasio del estadio Melgar y en el año 2007 incursiona como entrenador. En mayo de este año Richard “Chocolatín” Torres, le convence de volver a los cuadriláteros como boxeador y su retorno fue con triunfos, ahora se prepara para participar en dos torneos uno en La Paz, Bolivia y otro en Iquique, Chile, donde espera debutar como boxeador profesional.
“Me siento bien, con muchas fuerzas aún para seguir boxeando y todo esto es gracias a muchas personas que me han ayudado como el señor Carlos Cuenta Arístegui, presidente de la Beneficencia Pública, también gracias a su Gerente, Marco Núñez Valencia, además de mis amigos Deybi Barriga, Marco Vargas, Juan Carlos Zea, a mi entrenador Julián Quispe y en especial a una gran amiga Teresa”.
Un día ella le dijo que se iba a su tierra que queda en el litoral a solucionar algunos problemas familiares, él quería acompañarla, ella desistió. Después de muchos sábados estaba libre y decidió salir junto a sus amigos a caminar por el centro de la ciudad, cuando la tarde se iba para dar paso a la noche, la oscuridad llegó a su corazón; la frágil mano de Milder iba agarrada de otra mano que no era la suya, ella apoya su cabeza en el hombro de otro hombre, de pronto los ojos de ella y Shankar José se cruzaron, y sin decir palabra alguna solo con el lenguaje de las miradas se dijeron adiós, hasta nunca.
Él se quedó decepcionado, no podía sacar de su mente esa escena, tampoco el rostro de aquel, ese que le quitó a su amada y en el fondo buscaba una sola cosa ¡Venganza!
Entonces fue a buscar a un amigo, Julián Quispe que era boxeador. “Quiero que me digas donde puedo aprender a pelar tae kwon do, es que quiero sacarle la mierda a un gil” Julián le escuchó y después le dijo que aprendiera a boxear, que es mejor que cualquier arte marcial y además gratis. Unos días después el despechado llegó al barrio de las Siete Esquina, Julián le esperaba y le presentó con el maestro Raúl Lazo Castro quien le hizo subir al ring y tras unas pruebas le dijo “El lunes te espero a las 6 de la mañana” ese día “nacía” el boxeador José Huaco, que muchos años después un pugilista limeño César Reyes le bautizaría con el apelativo de “Tractor”.
“A la semana de estar entrenando, don Raúl Lazo, ya me hizo topar con boxeadores que tenía más tiempo practicando que yo, como Walter Luna, Joel Cusihualpa, Richard Torres, entre otros. A los 15 días tuve mi primer combate con Leonardo Agostinelli de descendencia italiana, era un torneo inter barrios. Gane, y tuve una sensación extraña, me gustaba, por mi cabeza pasaba la idea de querer ganar más combates”, recuerda el buen José “Tractor” Huaco que hoy tiene 35 años de edad.
Después de otros combates y de conseguir triunfos, fue convocado a la selección de Arequipa en la categoría Welter división de los 67 kilos. Participó en el Campeonato Nacional en Lima, en la disputa para pasar a pelear por el título, un rival le dio propinó un recto que llegó a tocarle en la nariz, una gota de sangre emergió de una fosa nasal, lo suficiente para paralizar el combate y decretarle perdedor, Raúl Lazo protestó airadamente. En esa primera experiencia José Huaco consiguió quedar en el tercer lugar, medalla de bronce, y solo estaba en el mundo del boxeo un mes. Sobre la venganza, ya se había olvidado, había cosas más importantes en que preocuparse y no en aspectos que no valían la pena.
Después llegó una serie de triunfos en diferentes torneos locales y regionales. En 1997 fue preseleccionado para los Juegos Bolivarianos de Arequipa, pero al final fue marginado por la Federación Peruana de Boxeo. La mayor decepción fue al año siguiente, es que por falta de apoyo no pudo asistir al nacional de Chiclayo, todos, tiros y troyanos le daban como favorito y ganador.
Pero a la par que llegaron los triunfos, las buenas propinas, también aparecieron los “buenos amigos” que lo llevaron por el camino del trago y las noches movidas. “Deje de entrenar como se debía; fue en el año 2000 que en Huancayo me reventaron a golpes en un combate, me fue muy mal y ahí me di cuenta que estaba por malos pasos y volví a entrenar duro. En el 2005 fui campeón Internacional y Campeón del Sur Peruano en los 67 kilos, pero un año después recibí una mala noticia, una lesión en el hombro derecho me alejaba del boxeo, era hora de colgar los guantes”.
Pero no se alejó del todo, seguía yendo al gimnasio del estadio Melgar y en el año 2007 incursiona como entrenador. En mayo de este año Richard “Chocolatín” Torres, le convence de volver a los cuadriláteros como boxeador y su retorno fue con triunfos, ahora se prepara para participar en dos torneos uno en La Paz, Bolivia y otro en Iquique, Chile, donde espera debutar como boxeador profesional.
“Me siento bien, con muchas fuerzas aún para seguir boxeando y todo esto es gracias a muchas personas que me han ayudado como el señor Carlos Cuenta Arístegui, presidente de la Beneficencia Pública, también gracias a su Gerente, Marco Núñez Valencia, además de mis amigos Deybi Barriga, Marco Vargas, Juan Carlos Zea, a mi entrenador Julián Quispe y en especial a una gran amiga Teresa”.
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