Según una encuesta publicada el pasado
domingo, se sostiene que de cada 100 limeños 92 desaprueban la
gestión de Manuel Burga, presidente de la Federación Peruana de
Fútbol, y es la misma cifra cuando se les pregunta si debería
seguir al mando de la FPF.
Sin lugar a dudas, que uno de los
grandes responsables de lo mal que está el fútbol peruano es Burga;
ojo, digo de lo mal que está nuestro fútbol y no de que no
clasificamos al Mundial de Brasil.
¿Pero realmente es Burga el único
responsable de lo mal que está el deporte rey en nuestro país? Para
mí no. Pienso que hay un alto grado de responsabilidad en el
periodismo, en los medios de comunicación, en el hecho de que
priman más los intereses económicos, desde publicidad hasta el
popular "parche". Este 20 de octubre se recordó el Día
del Periodista Deportivo ¿? (¿Hay día del periodista policial,
económico, espectáculo, etc.?). Bueno, sin duda que muchos se han
celebrado con la antítesis de lo que es deporte, es decir,
intoxicándose con alcohol, pero por un minuto de ese día se habrán
puesto a reflexionar sobre su trabajo y lo mucho que influye ante la
opinión pública de lo que pueden decir o escribir.
En otro aspecto, y siguiendo con mi
terquedad de tocar el tema de los Panamericanos Lima 2019, se sigue
mostrando preocupación en lo que es infraestructura y aún no
escucho nada sobre el trabajo que se hará con los deportistas y
específicamente en el aspecto económico. Pero un asunto que está
pasando desapercibido es el trabajo de los jueces, comisarios o
árbitros de las diferentes disciplinas deportivas. Creo que también
es momento para aprovechar y tener árbitros de alto nivel. Hasta
donde recuerdo, hay pocos de talla mundial; en ciclismo podemos
mencionar a Jacinto Bellido Godoy, en natación a Joel Ugarte
Ferrari, en judo a Rafael Rodríguez Guevara y así por el estilo,
si realmente queremos que el deporte nacional surja, también tenemos
que ver el trabajo de los que hacen respetar las reglas de juegos que
al final también puedan orientar a nuestros deportistas sobre el
tema.
Finalmente, me alegró mucho ver el
desarrollo de los juegos deportivos de las personas con habilidades
especiales, pero lo que lamento es el maltrato por parte de las
autoridades municipales provinciales. Ellos ya hacen mucho con
participar, con competir y no se les puede tratar como se hizo, en no
cumplirles con el compromiso ya establecido con anticipación de
brindarles el transporte de Cerro Juli hasta los lugares de
competencia, transporte tan fundamental para ellos. Pero pese a todo
esto me sorprendió la forma cómo lo tomaron, de manera deportiva,
otro aspecto más que deberíamos aprender de ellos
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