viernes, 26 de diciembre de 2014

Cuando el fútbol trajo la paz

Se cumple cien años de la "Tregua de Navidad" en la Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial se inició el 28 de julio de 1914.
Habían pasado cinco meses, el invierno había llegado y las acciones bélicas se  concentraron en la frontera  franco – belga, esos enfrentamientos se conocieron como la ‘guerra de trincheras’.
Pero fue la magia de la Navidad y la pasión por el fútbol lo que permitió que se haga un alto al fuego entre los enemigos y se recordara la llega de Jesús en paz, compartiendo lo que se tenía y jugando una pichaguita.
A pocas horas de la Nochebuena, los soldados alemanes comenzaron a poner pequeños árboles decorados que habían sido enviados al frente por orden directa del Káiser. 
La tropa germana también recibió raciones extra de pan, salchichas y licores.
Conforme avanzaba la noche y con la moral alta por los beneficios que recibieron los  de  la tropa comenzaron a entonar algunos villancicos. Uno que tocó las fibras sentimentales de los hombres fue “Noche de Paz”.
Al otro lado, se encontraban ingleses, escoseces  y franceses, quienes sorprendidos escuchaban los villancicos, más de uno comenzó a salir de su trinchera y con asombro observaron cómo los alemanes estaban pasando la noche más sublime del año.
Esa visión casi irreal ayudó a crear un inesperado clima de fraternidad.
Y el milagro se dio a lo  largo de la línea de trincheras que iba de Ypres a Neuve Chappelle (una parte del llamado Frente Occidental). Soldados de ambos bandos comenzaron a dialogar.
Los alemanes compartieron comida enlatada, canciones populares y aprovecharon para escribir cartas a sus seres queridos, así llegó el nuevo día: Navidad.
Alguien tuvo la idea de sacar un balón. Entonces la congelante mañana de aquel 25 de diciembre no fue obstáculo para poder comenzar a patear aquel juguete que es capaz de unir al hombre, aún en pleno frente de batalla.
La historia cuenta que había sido un soldado del batallón escocés de infantería  quien tenía entre sus cosas una pelota de fútbol, con la esperanza de poder patearlo algún día. Cuando los británicos les propusieron jugar un partido de fútbol al Real Regimiento Sajón, los teutones respondieron afirmativamente a la propuesta.
El teniente alemán Johannes Niemann, en unas cartas que mandó a su madre narra el hecho de la siguiente manera.
“A la mañana siguiente, la niebla estaba densa. De repente, mi superior bajó a la trinchera para avisarnos que vio a soldados alemanes y escoceses salir de sus trincheras y fraternizar en el frente,  observé una imagen asombrosa: soldados intercambiando cigarrillos, aguardiente y chocolates con el enemigo. Después, un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos ya teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos sombreros raros. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó"
El partido terminó 2-1 a favor de los alemanes. Cuando los superiores de ambos bandos se enteraron de este hecho, todos los que participaron  en la tregua fueron cambiados a otros frentes. Nunca más hubo una tregua,  hasta el final de la Primera Guerra Mundial. 

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.