Fotos y Texto: Jorge Malpartida Tabuchi
Siempre parecía que Peter Farrell le hacía barra al equipo equivocado. Este profesor inglés nació y se crió en el barrio de Old Trafford, el bastión de los hinchas del Manchester United. Sin embargo, desde que tiene memoria, él es fanático a rabiar del Manchester City, el “equipo ciudadano” y rival a muerte de los “Diablos Rojos”. Es más, Farrell, como hijo de un inmigrante irlandés católico, tenía que abrigar con orgullo los colores del United, pero prefirió que sus compañeros de colegio le gastaran bromas en los recreos, en vez de traicionar lo que le dictaba su corazón.
Durante su niñez y adolescencia en Inglaterra, Farrell fue testigo de las épocas de gloria de su equipo en las que ganó copas nacionales e, incluso, su primer título internacional. “Seguía a mi equipo por todo el país y portaba con orgullo la chalina del club. Solo la ocultaba cuando jugábamos los clásicos contra el United para evitar los golpes”, cuenta sonriendo Farrell en un receso de sus labores como docente en el Colegio Internacional de Arequipa, en donde enseña desde 2002.
Ya asentado en Perú, Farrell también vivió –a la distancia– los peores momentos de su club, cuando descendió a la tercera división del fútbol inglés. Mientras los “ciudadanos” sufrían, sus vecinos más adinerados del United se consagraban cada temporada como los reyes de la Premier League y la Liga de Campeones. Incluso, a inicios de este siglo, cuando las estrellas del United, Rooney, van Nistelrooy y Ronaldo goleaban los fines de semana, Farrell tenía que soportar las burlas de sus alumnos que no entendían porque seguía siendo fiel a un equipo en decadencia. Hoy que el City ha sido repotenciado por inversionistas árabes y se encuentra a un paso de la final de la Liga de Campeones, Farrell se siente más feliz que nunca. Mañana jugarán el partido de vuelta de semifinales ante el Real Madrid. La ida en Manchester terminó 0-0, así que un gol de visita puede darles el triunfo en la capital española. Pero Farrell no quiere cantar victoria antes de tiempo. “Con un 1-1 me doy por bien servido", dice precavido, como todo buen inglés.
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