Hoy se recuerda el Día Internacional de la Mujer. La ONU lo institucionalizó en 1975 como un reconocimiento a su constante lucha por superarse en todo el sentido de la palabra. En Arequipa hay un sinfín de mujeres que pueden servir de paradigma de esa lucha.
Dos damas vinculadas al deporte hoy son ejemplo de lucha y gracias a la práctica del deporte han sabido salir adelante.
Lelis Neyra Arévalo, exatleta y actual entrenadora de atletismo, y Noemí Vásquez Molina, deportista en levantamiento de potencias, cuentan sus historias.
LE GANÓ AL CÁNCER
Lelis Neyra Arévalo es hija del gran goleador del FBC Melgar Ernesto “Chivo” Neyra Llamosas. Ella tiene 37 años de edad y en marzo de 2016 le detectaron cáncer de mama.
Lelis desde los 9 años fue atleta. Una mañana, en el colegio Santa Dorotea, el profesor Germán Mayta les hizo una prueba de carreras y ella sobresalió. Desde ahí, gracias al apoyo de sus padres Ernesto y Carmen, se dedicó por entero al atletismo; primero fue entrenada por Fredy Medina y luego por Fernando Gallegos, llegando a ser campeona nacional, campeona trasandinos. Participó en el Sudamericano Máster y luego hasta hoy es técnica de atletismo, aparte de ser profesora de profesión salida de las aulas de la Unsa y, claro, ser esposa y madre de dos niñas.
Todo iba bien hasta que en marzo del 2016 todo cambió. “Mi madre siempre me decía que tenía que hacerme un autoexamen, tenía que tocarme el seno y en esa mañana mientras barría en casa lo hice y sentí un bulto. Me asusté. Esperé que llegue mi esposo Walter, le conté, me pidió tranquilidad y fuimos al médico”.
Lelis recuerda que le hicieron hasta dos ecografías y le decían que podría ser un fibroma. “Recuerdo que un pezón se me hundió y eso le comuniqué al doctor y ordenaron hacer una biopsia y después de algunos días de esperar los resultados, escuché lo que no quería escuchar. Me comunicaron lo que tanto temía; tenía cáncer de mama”.
Ella recuerda que se le cayó el mundo. Se le vino a la mente sus pequeñas, pensaba que iba a morir. “Sabes, en este tipo de circunstancias es donde compruebas las personas que realmente te quieren. Mi esposo me apoyó, mis padres eran incondicionales, algunas amistades estaban ahí y los médicos que me atendieron fueron tan buenos conmigo. Creo que Dios les puso en mi camino”.
Lelis inició una larga y dura lucha contra el cáncer. Hoy, con la tranquilidad del caso, sostiene que el hecho de haber sido atleta le ha ayudado mucho. “Creo sin querer que el practicar deporte me entrenó para este duro golpe. Son tantas veces como atleta que tuvimos derrotas y pese haber entrenado de la mejor manera no conseguimos los resultados, y que en vez de derrumbarnos nos levantábamos; seguíamos entrenando, luchando por conseguir el objetivo. Todo eso lo apliqué contra el cáncer. Me miraba en el espejo y me decía tú no vas a derrotarme, y al final lo logré, le gané”.
Neyra Arévalo recuerda que en el 2013 había sacado un seguro oncológico. “Lo hice porque me lo ofrecieron y me parecía cómodo el pago. Nunca pensé que me iba dar cáncer, pero tiempo después me sirvió de mucho. Por eso recomiendo, si tienen esa posibilidad, adquieran un seguro oncológico”.
Por esto días Lelis lleva una vida normal trabajando en el colegio Max Uhle y, claro, con algunas recomendaciones que las cumple al pie de la letra. El hecho de haber sido deportista le ayuda a ser disciplinada con esas recomendaciones.
“Quiero decir a todas las mujeres que somos luchadoras, valientes y que todo lo podemos hacer, y a los hombres que siempre tienen que apoyar a una mujer, porque fue una mujer quien les dio la vida”, finaliza Lelis Neyra.
QUERER ES PODER
Noemí Vásquez Molina tiene 40 años de edad y desde los 2 años su vida está atada a una silla de ruedas por la enfermedad de la poliomielitis. Hace 20 años incursionó en el deporte, primero en el atletismo gracias a su gran amigo Jorge del Sante, que también es atleta con discapacidad.
Después, Noemí comenzó a jugar baloncesto en silla de ruedas integrando el representativo Corazón y Pura Fibra, llegando a ser campeona local, regional y nacional en varias oportunidades.
A la par de sus triunfos deportivos, ella llegó a ser mamá. Rony Gabriel Rojas Vásquez se convirtió en la razón de ser de su vida. Ella es madre soltera. Seguía en el mundo del deporte y como todo en la vida hay altas y bajas, Noemí pese a sus limitaciones nunca se derrumbó, como ella dice, es luchadora nata.
No se cayó ni cuando la despidieron de su trabajo en la Municipalidad Provincial de Arequipa. Nunca se doblegó ni cuando le decían no hay cupos en un empleo por su discapacidad.
“Una vez mi mamá Guillermina me dijo que yo estaba perdiendo tiempo buscando trabajo, que había gente indolente que no me iba a entender o apoyar, y me ofreció para que vayamos a vender sánguches en la avenida Dolores. Así que me animé y hoy los vendo de 7 de la noche a 6 de la mañana, de jueves a domingo. Con eso mantengo a mi hijo y también costeo mis entrenamientos. Hay veces que hay operativos y no hay buenas ventas, pero igual ahí vamos para adelante desde hace 2 años atrás”, cuenta con orgullo Noemí.
Desde hace 5 años que decidió practicar el powerlifting o levantamiento de potencia. “Siempre participé en disciplinas colectivas y ahora quería probarme que yo podía sola. Además desde la primera vez que hice este deporte me gustó”, recuerda.
Noemí actualmente integra la selección nacional de powerlifting y está buscando hacer la marca para clasificar a los Juegos Parapanamericanos del 2019 que se desarrollarán en Lima. “Estoy en la categoría de 55 kilos, y la marca que piden es levantar entre 50 y 60 kilos, yo tengo la marca de 58 kilos, pero tengo que ratificarla, para eso entreno duro aquí en el gimnasio Strong y tengo el apoyo de mi entrenador Jorge Choque”, expresa.
Noemí Vásquez quiere dejar un mensaje a todas las mujeres. “Nosotras somos especiales, porque así lo quiso Dios, nosotras todo lo podemos, independientemente de los hombres, y podemos demostrar lo que valemos con nuestros hechos. Y a los hombres solo les pido que valoren a una mujer, a la madre, hermana, esposa, hija o amiga, porque cuando la pierdan será tarde para comprender qué tan especial fuimos en sus vidas”.
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