Eduardo
“Patato” Márquez llegó al FBC Melgar en 1962 y se quedó hasta el 5 de junio de
1975. “Yo llegué del Estrella Mistiana y por mi pase pagaron una mesa de
sesiones más seis sillas. Para mí el club Melgar era como mi casa, mi tercera
casa: primero mi hogar, segundo mi trabajo, porque de eso vive mi familia, y
tercero mi querido Melgar”, solía contar Márquez Obando.
El gran
“Patato” nunca se fue del cuadro rojinegro pese a las buenas ofertas que le
llegaban. “Yo recuerdo que un día, estando en Lima por la Copa Perú, salíamos
del estadio de Universitario y en la puerta nos encontramos con el buen Enrique
Cassaretto, que estaba llorando de rabia, de cólera, porque su club, la “U”, no
le pagaba su sueldo. Me hubiera quedado en Chiclayo, por las puras vine, ahí
estaba mejor, decía el colorado. También escuchaba algunos arequipeños que se
iban a Lima a jugar y eran maltratados. Por eso no me fui de Melgar, aquí
estaba seguro”.
Eduardo
Márquez, también tuvo propuesta para irse a jugar a Bolivia. “Los dirigentes
nunca quisieron dar mi carta pase. Yo estaba en Melgar no me pagan mucho pero
bueno ahí estábamos. En 1966 llegó un brasileño Gilberto Oliveira, que era
buena persona, pero yo era mucho más que él en el campo, la diferencia era que
el ganaba más que yo por ser brasileño. Él decía: Yo he visto jugar a tres
grandes del fútbol, Pelé, Cubillas y Batato aquí en Melgar. Oliveira no podía
decirme Patato”.
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