Julio Ernesto Granda Zúñiga, hace 53 años, nació en Camaná,
y por esta época radica junto a su familia en su casa huerta en la tierra que
lo vio nacer. El doble campeón del mundo en ajedrez tiene dos pasiones
deportivas: el fútbol y el tenis.
Él recuerda sus años mozos cuando iba a jugar a la playa con
sus amigos, con esa mancha que también se divertía jugando en el río o en las
grandes acequias, pese a que Julio no sabe nadar.
Mazatlán es una ciudad mexicana a las orillas del océano
Pacífico, allí nació el gran Pedro Infante. Mazatlán es la capital de estado
de Sinaloa. Gracias a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como “El
Chapo”, ese estado es conocido mundialmente; es que ahí operó la temible
organización criminal y de narcotráfico el Cártel de Sinaloa, o también
conocido como Cártel del Pacífico.
El verano (julio a setiembre) en Mezatlán es muy intenso y
la temperatura suele llegar a 34 grados. En agosto de 1980, en esa ciudad se
desarrolló el segundo Mundial de Ajedrez Infantil (Sub 14), que fue ganado por
Julio Ernesto Granda.
Granda, que para entonces tenía 13 años de edad, había
ganado la partida decisiva a un rival árabe y con eso prácticamente se
consagraba campeón mundial. Los mexicanos y algunos latinos que estaban ahí se
emocionaron mucho, un latinoamericano había ganado el mundial.
“De pronto me levantaron y me lanzaron a la piscina como un
modo de celebrar, pero me estaba ahogando porque yo no sé nadar. Me estaba
ahogando de puro miedo, porque no me tiraron a la parte más profunda, sino,
como decimos a los camanejos, me lanzaron a la más pampayita, pero igual me
estaba ahogando, mientras que la gente gritaba de felicidad, hasta que una
uruguaya dijo: ¿Che, no se estará ahogando el pibe?, y de pronto me sacaron de
la piscina”.
El más grande ajedrecista peruano recordó esta anécdota en
el programa virtual de La Cátedra Deportes, con la conducción del experimentado
y reconocido periodista Martín Fernández. Granda, el pasado 28 de julio,
compartió sus vivencias y anécdotas deportivas junto a otras glorias del
deporte como Inés Sofía Mulánovich Aljovín, Jaime Yzaga Tori y Teó lo Juan
Cubillas Arizaga.
Pero las anécdotas, tras conseguir el campeonato mundial
infantil, siguieron. Por la hazaña deportiva, Julio Granda fue recibido en
Palacio de Gobierno por el nuevo presidente constitucional Fernando Belaunde
Terry; ese hecho llamó gratamente la atención en Arequipa y Camaná, que
organizaron una gran bienvenida.
Una caravana de vehículos acompañaba al pequeño ajedrecista.
A Granda lo habían ubicado en una camioneta, y tras su paso, rumbo a la plaza
de armas de Camaná, era saludado por la gente. “Recuerdo que en los balnearios
la gente salía a su puerta y saludaba. Yo soy muy frío para esas cosas.
Mientras que el locutor arengaba a la gente, yo le decía: 'Tío, pero yo no
conozco a nadie'. Y él me decía: 'Sobrino, tú saluda nomás, saluda, la gente
está contenta'. Y yo seguía saludando".
La caravana llegó a la plaza de armas y en efecto había un
mar de gente que coreaba el nombre del ‑ amante campeón mundial. Julio Granda,
entre sorprendido y confundido, trataba de buscar algún conocido, alguien con
quien conversar en toda esa euforia colectiva. “Yo tenía 13 años y estaba
iniciando mi adolescencia, y como a todo chico a mí me gusta una chica, pero
esa muchacha ni bola me daba, es más, creo que no estaba ni en su lista de
suplentes. De pronto, en todo ese mar de gente, se me acerca un amigo y
compañero del colegio, me sonreía y me hacía señas para que volteara para el
otro lado, y me volvió a señalar a una persona; ahí estaba esa chica que me
gustaba y que no me daba bola, pero curiosamente ella me miraba ya con otros
ojos, y así lo sentía, y yo me pregunte: ¿Tanto he cambiado en un mundial?”.
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