jueves, 17 de diciembre de 2015

El otro Arequipazo


Marea rojinegra inundó el Centro Histórico













Por: Jorge Turpo R.
Solo las revoluciones y el fútbol llenan de gente la Plaza de Armas. El festejo del título nacional del FBC Melgar lo hizo ayer. Desde junio de 2002, cuando Arequipa se levantó contra el gobierno de Alejandro Toledo, la Plaza de Armas no lucía abarrotada por sus cuatro costados.
Una marea rojinegra inundó las calles del Centro Histórico para celebrar, después de treinta y cuatro años, el campeonato del fútbol profesional peruano que se quedó en casa. Melgar derrotó 3-2 al Sporting Cristal y hubo una erupción de emociones. La alegría terminó en llanto y las gargantas se quedaron roncas por los gritos y bebidas heladas. No hubo barricadas con adoquines. Se levantaron torres de latas y botellas de cerveza vacías.
Los campeones llegaron a las ocho de la noche a la Plaza de Armas con el trofeo en alto. Ingresaron en un bus panorámico por la calle Santa Catalina hasta el portal San Agustín, donde se armó un estrado para la celebración.
“Ya puedo morir tranquilo, ver a mi Melgar otra vez campeón era lo único que quería”, dijo entre el bullicio Saulo Valdivia, un hincha rojinegro que no consiguió entrada para el estadio, pero estuvo desde la una de la tarde en la Plaza de Armas, donde vio ganar a su equipo en pantalla gigante junto a unos diez mil hinchas.
Yamila Osorio, gobernadora regional, y Alfredo Zegarra, alcalde provincial, con sus camisetas rojinegras y hartas ganas de celebrar como si fueran goleadores, recibieron a los campeones.
Zegarra les entregó la Medalla y Diploma de la Ciudad. Pero cuando habló, la multitud lo pifió como a un mal árbitro de fútbol. “¡Viva Arequipa, carajo!”, fue lo último que dijo.

ÍDOLOS
Juan Reynoso, el técnico de los campeones, fue el primero en ser distinguido. Al fin sonrió y celebró merecidamente. Hizo historia con sus muchachos. Ysrael Zúñiga habló a nombre de sus compañeros. Rindió homenaje a los campeones del 81. “Nos dejaron la valla muy alta”, dijo.
El colombiano Montaño, con un gesto, dio a entender que se queda en Melgar para la próxima temporada. El argentino Cuesta recibió el reconocimiento con su hija menor que nació en Arequipa.
Más de treinta mil personas aplaudieron a cada campeón. No parecían jugadores, sino estrellas de rock cerrando un concierto. Entonaron el Himno de Arequipa y el festejo terminó a ritmo del carnaval.
El Tuturutu, en el centro de la Plaza de Armas, permaneció cubierto de dos banderas: de Arequipa y Melgar. Los campeones se fueron a seguir el festejo en privado mientras todo Arequipa se quedó celebrando en público como cuando una revolución triunfa.

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.