La WWE no ha tardado ni un año en levantar su negocio. La
gestora de espectáculos de lucha libre ha cerrado los primeros seis meses de
2020 con una facturación de 514,4 millones de dólares, un 14% más que en el
mismo período del año anterior.
La compañía no sólo esquiva al Covid-19 pese a la suspender
temporalmente su competición, sino que también continúa la tendencia al alza
del trimestre anterior. El beneficio neto, por su parte, se disparó de los dos
millones de dólares entre enero y junio de 2019 a más de 70 millones en el
primer semestre de 2020. La clave: la compañía ha recortado gastos,
principalmente en el apartado de la producción de eventos y en el salario de
los principales directivos.
La facturación, por su parte, se vio impulsada por la
temprana decisión de celebrar su evento estrella a puerta cerrada en abril y
por la aportación. El avance podría haber sido mayor si la situación no hubiera
sido desfavorable para celebrar los eventos previstos en Arabia Saudí, indica
la compañía. Aun así, el negocio audiovisual creció un 37,3%, hasta 456,7
millones.
Los eventos en directo, por el contrario, se desplomaron un
75%, hasta 18,5 millones de dólares, debido a la cancelación de gran parte del
circuito. Finalmente, las ventas de merchandising, que encuentran en los
combates en vivo su principal palanca de crecimiento, aguantaron el golpe y
decrecieron sólo un 10,7%, hasta 39,2 millones pese a haber 76 encuentros
menos. Esta tendencia demuestra los esfuerzos de la WWE por tener una menor
dependencia de la presencialidad. De hecho, las ventas a través de su ecommerce
superan ya los 12,6 millones de dólares.
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