Perú ganó un punto en Paraguay. Después de ponerse arriba,
cuando Ángel Romero puso el empate transitorio, parecía que se dejaba dos, pero
luego de estar detrás en el marcador, el resultado termina siendo realmente
positivo. La selección jugó muy mal en la primera parte y mejoró mucho en la
segunda. André Carrillo fue la gran figura con sus dos golazos, que le dan
ilusión a un equipo que deberá mejorar mucho si quiere ganarle a Brasil el
próximo martes.
Si bien en los primeros minutos del partido parecía que la
presión alta de la selección rendiría frutos frente a una defensa paraguaya
errática con el balón, esa impresión se borró más bien pronto. La presión era,
en realidad, expresión de la ansiedad de los jugadores peruanos, bastante
desordenados en sus movimientos sin balón. Con él, la cosa no era demasiado
distinta: la pelota parecía quemar, duraba muy poco en los pies de los
mediocampistas, y era recuperada sin apremio por los paraguayos.
La idea de Gareca de juntar a tres mediocampistas mixtos
para controlar el balón y frenar las transiciones rápidas de los de Berizzo no
se llegó a concretar: la falta de comunicación entre la línea defensiva y la
media se hacía evidente con cada pase largo de los locales. En una de esas
desconcentraciones, Carlos Zambrano salió con vehemencia a cortar un ataque de
Miguel Almirón, que había aprovechado un error de Miguel Trauco, y le dejó el
codo en el rostro. Pitana sacó amarilla, hizo caso omiso del llamado del VAR, y
salvó al defensa de ver otra roja con la selección.
Perú tuvo la suerte de que se topó con un equipo algo
oxidado, con movimientos predecibles y carencias técnicas más que evidentes.
Que Paraguay no se fuera con algo más al descanso parecía más demérito de los
locales que mérito de la blanquirroja, que se vio superada por un equipo
físicamente más entero e intenso.
La segunda parte fue radicalmente distinta a la primera,
como si la conversación entre
los jugadores y el cuerpo técnico de la selección hubiera
provocado un cambio en la aproximación al juego. Perú tomó el control del
partido: lo hizo, además, de forma agresiva, buscando el arco rival, combinando
para llegar y no solo para controlar.
A los 51’, después de un lateral largo de Yotún, y cuando
Perú ya se encontraba más cómodo en el campo, André Carrillo tomó un rebote de
volea en al área y, con un remate que inevitablemente nos trasladó al partido
contra Australia en Rusia, puso el primero. Era un gol merecido para un equipo
peruano que empezaba a encontrarse consigo mismo.
Hasta que un error de la zaga permitió el empate paraguayo,
en el 66’. En una jugada aparentemente intrascendente, Luis Advíncula salió muy
tarde a achicar y dejó completamente solo a Ángel Romero, que definió sin
problemas frente a un derrotado Pedro Gallese. El VAR dio ciertas esperanzas a
los peruanos, pero, después de una larga revisión, se confirmó que Romero
estaba habilitado por Advíncula. El gol cayó como un baldazo a un equipo que se
iba consolidando anímicamente, y el encuentro se volvió más parejo.
A los 81’, cuando Paraguay lucía más entero físicamente que
Perú, llegó el segundo. Nuevamente Romero, esta vez por el otro lado del área y
tras un córner que no pudo rechazar la defensa, aprovechó un rebote en el área
y cruzó un buen derechazo que le daba la ventaja a su selección.
Solo 4 minutos después del segundo de Romero, Perú volvió a
reaccionar y, otra vez por medio de Carrillo, marcó el empate. Miguel Trauco
desbordó bien por izquierda, sacó un gran centro y el extremo derecho se lanzó
de palomita para poner un merecido empate, que refleja lo que sucedió en el
campo. Los cambios de Gareca no lograron inyectar energía a un equipo que lo
dejó todo en el campo y se fue con un punto que se ganó a pulso.
Fuente: As
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