jueves, 12 de enero de 2017

Lonccos y ccalas de la callecita El Carmen fundaron, hace 90 años, el Sportivo Huracán


Una tarde del verano de 1927. Una tarde lluviosa. Una tarde con aroma a tierra mojada. Un viento helado que hacía silbar los sauces y eucaliptos. De pronto un sonido estruendoso. Es el tranvía que viene del paradero de la esquina de las calles Perú y San Camilo.
Esa mole de color rojo, de madera y fierro, ponía fin a la tranquilidad que se vivía en la callecita El Carmen. Era el tranvía rumbo a Paucarpata, que los sábados y domingos llegaba a las piscinas de Sabandía.
Casi siempre, a esa hora, venían de realizar sus quehaceres los hermanos Justo y Lorenzo Begazo; y como de costumbre, el tema de conversación de los dos mozos era el fútbol. Conforme miraban pasar ese tranvía, ellos soñaban, ellos tenían un anhelo.
-Sé que, algún día, en ese tranvía irá todo el barrio hasta el Canchón de Santa Marta- comentó Lorenzo.
Su hermano se paró, volteó y miró
- ¿Qué tratas de decir? 
-El barrio tiene que tener su equipo de fútbol. No te das cuenta, hay muchos que son de El Carmen, pero juegan en otros clubes.
Lo que Lorenzo Begazo trataba de decir es que en esa callecita de El Carmen, que iniciaba en La calle Palma (prolongación de lo que hoy es Víctor Lira) y terminaba en la Dolores, existían muchos como ellos, que muy bien podían jugar en un equipo de fútbol y que sea la expresión deportiva del barrio. Es más, entre toda esa patota se encontraba José Bedoya, que ya era figura en el FBC Piérola.
En los primeros días del año 1927, los jovencitos de esa tranquila callecita se comenzaron a reunir, primero para soñar y después para buscar la manera de hacer realidad tener un equipo de fútbol.
La idea no solo era de los Begazo, sino también de las familias Bedregal, Ramos, Herrera, Calizaya. Todos deseaban tener un club del barrio.
Fue don Máximo Herrera quien, sabiendo este deseo de toda la vecindad y en especial de los jóvenes, ofreció su casa para desarrollar las primeras reuniones. Ahí se congregaban los lonccos que laboraban en el campo, quienes, orgullosos, hablaban de lo hermoso que estaban sus sembríos; también existía la presencia de los ccalas, quienes comentaban lo duro que era el trabajo en la ciudad.
La tarde del miércoles del 12 de enero de 1927 se acordó la creación de un club del barrio. De la boca de Eduardo Vinatea se escuchó el nombre de Sportivo Huracán. Él argumentaba que en 1926 Argentina había sido sub campeón del X Campeonato Sudamericano de Fútbol, que se desarrolló en Chile. Y que en 1927 iba a jugarse el Sudamericano en Lima, y que Argentina era favorita porque contaba con jugadores de la talla de Bidoglio, Evaristo, Recanatini, entre otros; que la mayoría pertenecía al poderoso cuadro del “Globito”, el Huracán de Buenos Aires. La propuesta fue aceptada.
Ahora se tenía que definir el color de los uniformes. Se propuso que la camiseta sea celeste, como el cielo de Arequipa, pese a que en esa época nubes oscuras cubrían el firmamento. Además se propuso que el short sea de color negro. Y se designó como su primer presidente a don Alberto Vinatea Reynoso.
El tranvía, como siempre, transcurría por su ruta. Los hermanos Begazo y los demás muchachos ahora con gusto lo abordaban; el destino era lo más cerca al Canchón de Santa Marta, porque iba a jugar la expresión futbolística de la callecita El Carmen.
Tiempo después, el club tuvo que trasladar su sede al barrio de La Pampilla; pero esa ya es otra historia.

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.