martes, 13 de agosto de 2013

DE PEPE GRILLO A CHOCOLATE






 
* Víctor Torres cuenta cómo llegó a tener el apelativo que lo hizo conocido en el box

* El más grande boxeador de Arequipa llegó a ser campeón bolivariano y también latinoamericano como profesional

Hubo una época en que el boxeo en Arequipa tenía mucho arraigo, donde los medios de comunicación daban amplia cobertura a la actividad boxística, hubo un tiempo en que un hombre de condición humilde fue responsable de que la fiebre del boxeo llegue a su clímax y en que todos estaban pendiente de sus actuaciones.
Víctor Hugo Torres Álvarez, más conocido como “Chocolate”, nació el 23 de marzo de 1948 y desarrolló su infancia en el barrio del callejón Loreto.
Hubo una época en que el pequeño Víctor jugaba con sus hermanos en las chacras en las riberas del río Chili, por donde hoy está el puente San Martín y por ese motivo se les conocía como “los sapitos”, ellos cuidando las vacas que su padre poseía. Hubo una época en que todos los domingos, junto con sus amigos, iba al “Pastal”, hoy Av. Víctor Andrés Belaunde, a jugar fútbol, donde casi siempre terminaba en broncas y donde Víctor salía airoso porque tenía un buen talento para boxear. “Además era muy fuerte, porque en mi casa nunca faltó el tostado (maíz) y la leche pura de vaca”, recuerda el histórico “Chocolate” Torres.
Víctor fue campeón como amateur en los Juegos Bolivarianos en La Paz (Bolivia) en 1977, ganando al venezolano Antonio Esparragoza. Recuerdan que en el primer round de ese combate el venezolano salió a “matar”, prácticamente destrozó a “Chocolate” que aguantó estoicamente; cuentan las crónicas de la época, que el periodista Marcio Soto Rivera, que transmitía el evento, se acercó a la esquina del arequipeño e increpó al entrenador de la selección peruana, el gran Mauro Mina, que por qué no paraba la pelea.
Ya en su esquina “Chocolate” Torres, expresó: “Me ha sacado la mierda. Pero ahora me toca a mí”. El segundo asalto fue para el mistiano, había igualado los puntajes; en el tercer y último round Torres salió a ganar y lo hizo; por un fallo unánime se coronó campeón en la categoría Pluma en los 57 kilos.
Pero la historia boxística del gran “Chocolate” Torres se remonta a cuando tenía 13 años; influenciado por su hermano Alfonso, que practicaba el boxeo; y su tío Juan, que entrenaba, llegó a entrenar en el coliseo Municipal cuando aún era un descampado y no tenía techo. Fue en ese lugar donde Raúl Lazo lo observó, se dio cuenta de las buenas condiciones que tenía.
Cuando cumplió los 14 años comenzó a pelear y a ganar, su padre se opuso, en más de una oportunidad lo reprendía por practicar ese deporte, pese a que ya comenzaba a ganar con el seudónimo “Pepe Grillo Júnior”. “Tienes que cambiarte de apodo para que tu papá no se entere, escoge entre 'Kit Chocolate' y 'Kit Gavilán'”, (ambos fueron boxeadores cubanos ranqueados famosos por esa época: Eligio Sardiñas Montalvo “Kit Chocolate” y Gerardo González “Kit Gavilán”), le dijo Lazo.
El adolescente Víctor Hugo escogió “Kit Chocolate”. Cierto día su padre estaba trabajando en la chacra cuando un amigo que pasaba por ahí le dijo: “Felicitaciones, nuevamente tu hijo ha ganado”. Don Nolasco Torres Flores no entendía. “Anoche peleó como “Chocolate”, muy bueno tu muchacho”.
Víctor “Chocolate” Torres, también consiguió un campeonato internacional y como boxeador profesional; fue el 29 de agosto de 1981 cuando en el coliseo Arequipa, totalmente repleto, derrotó por nocaut en el décimo asalto a Walter “Chalaco” Gonzales; de esta manera aparte de ser el nuevo campeón se ubicó en el número 10 del ranking mundial en la categoría Pluma.
Lamentablemente por problemas económicos nunca pudo disputar el título mundial, pese a que se había hecho los contactos y se llegó a un acuerdo económico por la velada pugilística que se tenía que desarrollar en el coliseo Arequipa. La suma que se tenía que pagar era de 200 mil dólares, tenía que darse un adelanto del 50%, se hizo toda una campaña pero, al final, no fue posible conseguir por lo menos la mitad y esa pelea quedó trunca, pero eso ya es otra historia. Hoy Víctor Hugo, sigue trabajando en el Essalud y siempre se da tiempo para visitar el gimnasio de boxeo del estadio Melgar.

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.