sábado, 15 de marzo de 2014

La patada de la violencia

Una vez escuché decir a Jorge "Chupo" Arriola que a los hinchas, a los directivos y a los periodistas les gusta criticar a los árbitros, les gusta discutir sobre su determinación que toma en la cancha. "Creen saber más que la persona que estudió para dirigir un partido, es que desde la tribuna cualquiera es bueno".
Mientras que el buen Eduardo Galeano alguna vez escribió sobre los árbitros: "Su trabajo consiste en hacerse odiar. Única unanimidad del fútbol: todos lo odian. Lo silban siempre, jamás lo aplauden. Nadie corre más que él (...) Cuando la pelota, por accidente, le golpea el cuerpo, todo el público recuerda a su madre. Y sin embargo, con tal de estar ahí, en el sagrado espacio verde donde la pelota rueda y vuela, él aguanta insultos, abucheos, pedradas y maldiciones.
Los derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él. Coartada de todos los errores, explicación de todas las desgracias. Los hinchas tendrían que inventarlo si él no existiera. Cuánto más lo odian, más lo necesitan". El domingo pasado, en el estadio Arturo Díaz Huerta de Cerro Colorado, fue agredido un árbitro por un hincha, de esos que creen saber más que el especialista.
No hay duda que como seres humanos podemos cometer errores, pero eso no justifica el hecho de bajar de las graderías y de una patada en las cuatro letras pretender corregir un error cometido y, es más, después amenazar con una piedra que si lo vuelve a cometer se la lanzará.
Hay muchas historias en nuestro balompié mistiano de agresiones a los árbitros, eso también es un tipo de violencia y, desde mi punto de vista, muy grave, porque es el reflejo de nuestra sociedad, de lo que pasa en la vida cotidiana. Simplemente a nosotros, a nuestra sociedad, no nos gusta acatar las disposiciones, las normas, las reglas, las leyes. Siempre tratamos de ser los "Pepe el vivo", los "penderejetes" que queremos hacer lo que mejor nos parezca y si no sale como lo queremos lo tratamos de arreglar con un puntapié; sí, y en ese preciso lugar

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Soy periodista y me gusta serlo y pienso que: En esta vida hay de todo, periodistas que dicen que no se casan con nadie, pero que se acuestan con cualquiera, lastima que sea impotente.